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Ergonomía Laboral y como mejorarla

Casi todos estamos acostumbrados a escuchar la palabra ergonomía  pero es muy probable que no sepamos su significado. Literalmente según la R.A.E., ergonomía es el estudio de la adaptación de máquinas, muebles y utensilios a la persona que los emplea habitualmente, para lograr una mayor comodidad y eficacia. De la lectura de esta definición podemos darnos cuenta de la importancia de conferir a la ergonomía la importancia que tiene en la elección de nuestros muebles de oficina, y sillas de trabajo.

¿Qué es la ergonomía laboral?

La ergonomía laboral se propone el funcionamiento armónico entre las personas y su puesto de trabajo. Por ello, debemos diseñarlo de modo que cumpla con nuestras necesidades, y nos ayude con nuestras carencias. Un ejemplo de ello sería, si tenemos una estatura fuera de la media ya sea por exceso o por defecto, escoger una silla regulable en altura al igual que los brazos de la misma.

¿Por qué es importante la ergonomía laboral?

En primer lugar y muy importante, lo es por nuestra salud laboral. Nos permitirá evitar o aminorar las lesiones o enfermedades vinculadas al uso de la tecnología y de los entornos de trabajo. En segundo lugar, una buena ergonomía laboral conseguirá que aumentemos la eficiencia y productividad, ya que facilitaremos los trabajos establecidos a cada empleado. Como ejemplo podría servirnos el situar cerca de cada puesto de trabajo un mueble archivador para evitar desplazamientos innecesarios.

¿Qué factores influyen en la ergonomía laboral?

Sillas y posturas

Estar sentado durante toda una jornada laboral en una única postura es perjudicial por varias razones. La circulación sanguínea, especialmente en las piernas, se resiente si no hay movimiento que la ayude. Así mismo, la columna vertebral sufre si no la mantenemos erguida todo el tiempo, por lo que tiene que estar perfectamente apoyada para evitar los frecuentes dolores de espalda. Además, los brazos necesitan un apoyo para tener la suficiente fuerza para apretar las teclas y mover el ratón.

Todo esto nos lleva a la importancia de una correcta elección de la silla de oficina para mejorar la salud y el bienestar de los empleados. Nuestra silla debe ofrecernos la posibilidad de mantener una postura ergonómica correcta mediante un buen apoyo lumbar, dado que es en esa zona donde más sufre nuestra espalda al estar sentados, unos brazos regulables, al menos en altura, para ayudarnos en la correcta colocación de nuestros brazos,  y por supuesto, a través de la regulación de su altura para mantener nuestros pies perfectamente apoyados en el suelo. El asiento debe de ser lo suficientemente confortable, tener el borde anterior ligeramente redondeado, y la profundidad adecuada al largo de nuestras piernas para no cortar nuestro flujo sanguíneo.

Nuestro mobiliario en la oficina

Varios factores son importantes en la elección de los muebles de oficina para mantener la salud en el puesto de trabajo.

La superficie de las mesas tiene que ser mateada para minimizar todo lo que podamos los reflejos, y las esquinas deben carecer de ángulos y aristas vivas. El tablero tiene que tener las dimensiones correctas para distribuir de manera eficaz  todos los elementos necesarios, evitando posturas ergonómicas incorrectas. El espacio libre para las rodillas debajo del tablero tiene que ser al menos de sesenta centímetros de ancho y otros sesenta centímetros de profundidad. Las cajoneras deben ser móviles para que no obstaculicen el espacio libre para la movilidad de las piernas.

Temperatura en el puesto de trabajo

Quizás no lo hayamos pensado, pero la ergonomía también tiene que ver con la temperatura en nuestro puesto de trabajo, en el apartado especifico de los riesgos laborales.

Generalmente la deficiente configuración de los equipos de climatización influye negativamente en la misma. Según el Instituto Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo, la temperatura ideal sería aquella donde el empleado no tiene sensación de frio ni de calor.  Dado que cada uno de nosotros tiene sensaciones subjetivas respecto a la temperatura, existen unos rangos dentro de los cuales se entiende que están las temperaturas correctas en las oficinas. En verano, época en la que funcionan los aires acondicionados, la temperatura debería oscilar entre los 23 y los 26 grados, y en invierno, la calefacción debería mantener una temperatura de entre 20 y 24 grados.

Deberíamos también tener en cuenta en la medida de lo posible, que los equipos instalados en el puesto de trabajo no deberían producir calor adicional.

Ambiente

Según el mismo organismo público, el INSHT, la humedad relativa del aire debe situarse entre el 30 y el 70%, pero dado el uso frecuente del aire acondicionado, y que este reseca mucho el ambiente, sería recomendable que la humedad nunca bajase del 50%.

Así mismo, se deben evitar las corrientes de aire, y periódicamente deberíamos renovar el aire de la oficina. De este modo evitaremos peligros para la salud como dolores de cabeza, sinusitis, reacciones alérgicas, etc.

Luz

Ha de ser adecuada a las características de la actividad. En la medida de lo posible, la luz debería ser natural complementada con artificial. Si decoramos la oficina con colores claros en paredes y techos, favoreceremos al máximo el aprovechamiento de la luz natural.

Si no trabajamos con las condiciones óptimas de luminosidad, forzaremos  la vista, traduciéndose en sequedad en los ojos, visión borrosa, dolores de cabeza, e incluso lesiones musculares y óseas derivadas de la adopción de posturas forzadas.

Por otra parte, los puestos de trabajo deberán instalarse de tal forma que las fuentes de luz, tales como las ventanas, los tabiques transparentes, traslucidos o de colores claros no provoquen deslumbramiento directo, ni produzcan incómodos brillos en los monitores.

De igual manera, las ventanas tienen que ir equipadas con dispositivos que mitiguen adecuadamente la luz, tales como cortinas o estores regulables para atenuar la luz del día que ilumine el puesto de trabajo.

Riesgos en el trabajo

Si somos capaces de tener en cuenta todos los factores antes mencionados, reduciremos en gran medida los riesgos ergonómicos propios del puesto de trabajo, y en consecuencia el absentismo y las bajas laborales.

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